El tiempo iba más lento de lo normal. El reloj y su absurdo caminar. Me dije.
Y fue entonces dejando de darle vueltas al tiempo y a su sin sentido cuando me detuve a contemplar el atardecer. ¡Era una fiesta de colores!. Y pensé que definitivamente eso tenía que ser magia. La magia que reflejaba el sol con cada una de sus pinceladas abría las puertas del cielo, para mirar hacia él y así admirar la belleza de la noche. Con su luna y sus miles de estrellas. Esto me hizo reflexionar. Sobre lo que somos o significamos cada uno de nosotros en esta inmensidad. Cerré los ojos y por un segundo me imaginé en un mundo creado por el maestro Seguí, en donde yo era como uno de sus personajes en continuo movimiento, intentando sobrevivir a esta angustia existencial. Buscando un lugar en el mundo.
Volví a observar el cielo con detalle, nunca antes había visto un atardecer con aquella suavidad, y sin darme cuenta estaba de nuevo inmersa en mis pensamientos, pero esta vez no me resistí a ellos, y me dejé llevar…
Desde que era muy pequeña y hasta donde mi mente me deja recordar, el mejor momento del día ocurría cuando mi padre, mis hermanos y yo nos sentábamos juntos a dibujar. El, como buen padre que es, se daba un descanso como artista, soltaba sus pinceles y nos lanzaba al papel para crear, soñar y sobretodo disfrutar.
Probablemente esta pasión por el arte sea el fruto de haber crecido rodeada de lienzos. De paisajes llenos de flores y de color, en donde la luz siempre ha sido y continúa siendo la protagonista. El arte me hace sentir, muchas veces me traslada calma y me conecta con el momento presente, otras veces me da un chute de energía. Algunas veces son un recuerdo…y otras un desafío intelectual que quiero enfrentar. El arte deja huella, y deja huella porque es humano, nace del hombre.
Aquella tarde comprendí que después de tanto tiempo buscando, mi lugar en el mundo había estado caminando junto a mí todo este tiempo. Este proyecto nace porque el arte es parte de mi esencia, ha sido mi compañero desde que tengo uso de razón, y aunque sea arduo y a veces indomable, es el que le da aliento a mi vida.
Mi deseo es crear un vínculo personal y cercano entre la persona, la obra y el artista a través de un contacto íntimo con el proceso de creación artístico logrando así, que una obra de arte os deje huella y como a mí, os acompañe cada día.
Mercedes
MKAC 